Diario de un bebé con colicos

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Como la mayoría de vosotros sabréis, esta tarde sus Majestades los Reyes Magos de Oriente se han paseado por todas las ciudades y pueblos de España y alrededores, en un alardeo de sus posibilidades, como queriendo decir a nuestros niños ‘mirad, ya estamos aquí, porque hemos venido’ amenazando con dejar sin juguetes a todo aquel que no se tire a la calle a gritar, cual enfervorecido público. Y por supuesto, nosotros allí estábamos, cual enfervorecido público…

Al llegar a las zonas colindantes a la Cabalgata, le ibamos diciendo a Rubén lo que iba a ver, un montón de carrozas, o mejor, camiones, con niños encima disfrazados bailando y tirando caramelos, y, por supuesto, a los Reyes Magos con sus camellos llenos de regalos.

Al principio, el espectáculo pareció dejarle alucinado, a juzgar por la expresión de su cara en modo ‘eh?’, y parecía pensar  ‘¿qué tiene que ver un ratón gigante bailando con que vayan a venir los Reyes Magos?’, pero poco a poco le ha ido cogiendo el gustillo a eso de que le tiraran caramelos y decía ‘mamá, estos nenes tienen caramelos?’ cada vez que llegaba otra carroza.

Por cierto, me gustaría hacer un inciso, si alguna vez formáis parte de la comitiva real de los Reyes Magos, sabed que es preferible no tirar caramelos a ir tirándolos de uno en uno, pues resulta bastante cutre-roñoso-agarrao-ridículo-… escatimar en caramelos en tal ocasión.

El mejor momento ha sido cuando ha llegado ÉL, el Rey Mago por excelencia, el rey mago de los reyes magos, el inigualable e inconfundible BALTASAR, que en labios de mi hijo es ‘el de la cara pintada’. Sí señores, porque a ojos de Rubén, Baltasar es el Rey Mago de la cara pintada, por más que le digo que es moreno, o negro (llamemoslo por su nombre). Ha sido verle aparecer y gritar ‘¡ese es el mío!’ , ‘mira, mamá, el de la cara pintada, es el mío’ con los ojos como platos, y poco más y le tenemos que seguir hasta su casa al pobre hombre.

La experiencia ha sido muy emocionante tanto para él, que por primera vez está viviendo este momento de forma consciente, como para nosotros que lo revivimos ahora con sus ojos.

Rubén se acaba de acostar, por primera vez en su vida, sin chupete, y lo mejor es que ha sido él mismo el que al acostarse lo ha dejado al lado del vaso de leche y las galletas para los Reyes Magos, se ha acostado y no lo ha pedido para dormirse, le ha costado un poco más de lo normal conciliar el sueño pero lo ha hecho y, aunque se despierte esta noche veinte veces más de lo normal, para nosotros el hecho de que haya podido dormirse sin el chupete ya es un triunfo, además de una señal de que se hace mayor.

Queridos RRMM:

Lo primero me gustaría agradecer lo que me trajistéis el año pasado, ya que desde entonces no hemos vuelto a hablar, gracias por la Salud que me habéis dado durante todo el año a mí y a mi familia, gracias porque mi hijo sea un niño sano y feliz y gracias porque sigo teniendo trabajo y porque algunos de mis seres queridos lo han encontrado.

Ahora me gustaría contaros lo que pido para este nuevo año. Lo primero Salud para mí y mi familia y amigos, que Rubén siga creciendo sano y feliz y que tengamos trabajo.

Vaya! creo que vuelvo a pedir lo mismo que el año pasado. Je,je.

Espero que tengáis un buen viaje de vuelta y que nos sigamos ‘no viendo’ muchos años con la misma ilusión.

Besos.

 

Espero y deseo que nunca perdamos la ilusión con que vivíamos esta noche cuando éramos niños.