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Basado en hechos reales
Y ahora que ya han pasado varios días, voy a contar los hechos tal y como yo los viví, que puede no ser la realidad pero es MI realidad.
El pasado jueves por la tarde, debido a la ola de calor africana de siempre (que alguien tenía que tener la culpa), llevabamos ya muchas horas encerrados en casa y para que Rubén se desfogase y nos diera un poco el fresco, decidimos visitar un centro comercial y hacerles gasto de aire acondicionado, que a mí me sale muy caro, con la excusa de hacer uso y disfrute de su parque de bolas.
Una vez allí, y quitados los zapatos, Rubén se encamina hacia el pequeño recinto de 1×1 m lleno de bolas y nada más llegar y levantar la mano en plan saludo, ¡mira mamá dónde estoy!, aparece un pequeño monstruo en forma de niña, que le calculo yo unos 18 meses (mes arriba, mes abajo), que sin ningún género de dudas le propina un pellizco en el moflete, en plan ‘chavalín!!!’, que deja a Rubén con lágrimas en los ojos mientras me dice gritando ‘mamá, me ha hecho daño!!!’.
No he tenido tiempo todavía ni de dejar las zapatillas en su sitio y me encamino hacia el lugar de los hechos, haciendo ese típico sonido de ¡¡sshhh!! ¡¡sshh!!, intentando llamar la atención del pequeño ser en forma de niña diabólica, o en su defecto de la persona responsable de ella. Tal y como os podéis suponer (aunque yo en ese momento no fuí consciente) ni la cosa en forma de niña ni nada parecido a su progenitor se dieron por aludidos.
Durante mi camino a rescatar a mi hijo de las manos de aquella fiera que seguía en su afán violento ( esto es, cuestión de segundos, oiga), Rubén se inclinó intentando zafarse del bicho con la mala suerte (que yo lo llamaría destreza) de que el ser le cogió, se inclinó y le propinó tal mordisco en la espalda, que todavía dudo si tendré que ir a ponerle la vacuna de la rabia o la camiseta habrá servido de barrera eficaz.
Ni mi hijo gritando desesperado ni mi espectáculo apartando obstáculos de mi camino hicieron mella en ningún progenitor de los que allí se encontraban. Lo cual a mí me encabronó mucho más que el hecho en cuestión, y me puse a buscar un responsable.
Primero pregunté a una pareja, que habían visto todo, y me confirmaron que a su hija también la había pegado. Mi enfado no hacía más que aumentar por momentos.
Pregunté a otra persona y tampoco, con lo que el Gremlin-progenitor sólo podía estar donde se ponen los padres despreocupados cuando dejan a sus hijos en el parque de bolas. En el banco de al lado, hablando tranquilamente y tocándose las narices (perdón, creía que se me había pasado más el enfado).
Nos acercamos al banco en cuestión preguntando por el responsable de la cosa de rosa. Enseguida se levantó una persona (supongo la madre) acompañada de otra más mayor (supongo la abuela) que completamente ajenas a lo sucedido no pudo más que decirme, al ver el mordisco en la espalda de Rubén, que en cinco minutos que te despistas…
Os había dicho que estaba enfadada?, cabreada?, indignada?,… creo que se me salieron los ojos aunque no me di cuenta, estaba pendiente de no cagarme en ningún ascendente de aquella familia, no soltar ningún improperio (por eso de que si pierdes las formas pierdes la razón), y de que, por supuesto, todos los que estuvieran alrededor se enteraran de lo que había pasado (aunque no creo que supieran ni lo que es la vergüenza).
Creo que le dije que si estaba a gusto allí sentada mientras su hija iba caneando a todo el que se le cruzaba, que si no tenía vergüenza, y que no habían sido cinco minutos pues antes había agredido, por lo menos, a otra niña, sin que ella se enterara. Le dije que me daba igual lo que hiciera su hija, que el problema lo tenía ella si no era capaz de prestar atención a su comportamiento.
En cuanto me di la vuelta para irme, intentando controlar mis pulsaciones (una, dos y tres yo me calmaré…), oí algo relacionado con ‘la guardería’.
¡Aaaaahhhhh! Me giré tan rápido que creo que me desnuqué en el movimiento.
¿Me estaba insinuando que eso pasa todos los días en la guardería?, ¿me estaba tratando como a una madre primeriza que deja a su hijo en casa para que no le toquen en la guardería?, ¿a mí? ¿a la defensora de la escuela infantil? ¿a mí?, que mi hijo lleva en escuela infantil desde los 8 meses!!!
Me fui hacia ella y le dije ‘mira, mi hijo lleva tres años en guardería y nunca me ha pasado eso, ¿sabes por qué? porque hay que estar pendiente de ellos’ ‘ si vas a un sitio público donde se va a relacionar con más niños estate pendiente de lo que hace y si hace algo malo (que lo hacen todos) estate ahí para regañarla, castigarla o sacarla del juego, como hacemos los demás’.
Juro por Dios que no recuerdo la cara de la niña, pero la de la madre sí.
Me arrepiento de haberme ido de allí pues creo que la que tenía que haber abandonado el juego era la bicho-niña y su bicho-familia.
Cierto es que mi hijo debería aprender a defenderse, pero también es cierto que a mí me da vergüenza cuando mi hijo tiene algún comportamiento agresivo y está claro que a los demás no.
Que nadie se confunda, entiendo que los niños son impredecibles, que a veces no saben resolver sus frustraciones sino es pegando, y que no se debe hacer un mundo de ello. De lo que yo me quejo es de la pasividad de algunos padres, y de la permisividad excusándose en que si la guardería o no sé qué.
El parque es una jungla
Reconozco que yo no soy muy de parque, o mejor dicho ‘¡ME ABURRO COMO UNA OSTRA!’.
Cuando vas al parque, lo primero que tienes que hacer es preparar ‘ la maleta’, esto es el agua, algo de comer, el Arnidol para los golpes, los pañuelos para los mocos, la chaqueta y los juguetes. Sí, sí, los juguetes. Puedes elegir entre la moto o el cubo y la pala. Te va a dar igual, bajes lo que bajes no lo va a usar tu hijo, lo vas a cargar toda la tarde y cuando te vayas se lo tendrás que quitar a otro. Leer el resto de esta entrada »
NUNCA DEJARÁ DE SORPRENDERME 2ª parte
Hace una semana que empezó el cole, bueno la guarde, y yo me imaginaba que el primer día sería horrible, que tendría que sacar a Rubén del coche haciendo palanca.
Resulta que llevaba dos meses sin aparecer por el cole, fundamentalmente, porque la abuela se empeñó en quedarse con él durante el mes de Julio, que en la escuela hace mucho calor, que reducen personal y no le van a hacer caso, que no va a tener casi vacaciones, etc… y ante estos argumentos no me pude negar y… ala! en Julio con los abuelos y en Agosto a la playa.
He estado todo el verano diciendole a Rubén lo bien que se lo pasa en el cole, que hay más niños, que su profe le cuenta cuentos y le canta canciones. Vamos! lo que se dice un lavado de cabeza enfocado al primer día de cole, porque, con la experiencia del año pasado (un mes llorando cada vez que le dejaba) esperaba que éste fuera igual.
Pues le dejo el primer día, le explico que me voy a ir y que le vengo a buscar más tarde y su respuesta fue darme un abrazo y decir ‘adios, mamá’. ¡Prácticamente me tuvo que consolar él a mí! y lo raro es que no dijera, como otras veces, ‘no te preocupes mamá’, ‘vaaale maaamá’.
No me lo puedo creer! yo me imaginaba un niño llorando y gritando y suplicándome que no le dejara allí, agarrándose a mi pierna para no dejarme escapar, revolcándose por el suelo y dándole vueltas la cabeza cual ‘Niña del exorcista’, y lo único que me dice es ‘Adiós mamá’ y se queda tan pancho. Pues no sé si dar saltos de alegría o llorar por la pena que me da que mi niño ya sea mayor.
A todo esto, durante toda esta semana cuando entramos en el cole, por todos los pasillos se oyen niños llorando, Rubén se pone tenso y a mí me dan ganas de salir corriendo de allí sin mirar atrás como si me estuviera persiguiendo Jason Voorhees en ‘Viernes 13’. Porque, a ver! a quién le gustaría ir a un lugar de trabajo dónde según entras vas oyendo a los compañeros llorar y berrear porque no quieren estar allí? Hasta el más valiente tendría dudas al abrir esa puerta.
Y es que detrás de esa puerta hay un montón de niños, varios de ellos llorando, con los mocos colgando, que yo me pregunto ¿dónde se guardarán los mocos en el cole? ¿en un cajón?, ¿o los compran a principio de curso por kilos? porque está claro que los tienen allí y los van repartiendo entre todos para que se sigan reproduciendo. Pero este será otro tema.
RETOMAMOS CÓLICOS
- El bebé llora, llora y llora… todos los días, varias horas sin parar a una hora similar, y no se calma con nada. Me gustaría dejar claro que es llanto, llanto, no que parece que esté incómodo o inquieto, no, llanto paroxístico (extremo, exacerbado).
- Durante el cólico, el niño encoge las piernas hacia el abdomen.
- Entre episodios, el niño está perfecto y come bien.
- Puede presentar el abdomen distendido (como tirante).
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Los niños sufren cólicos tanto si son alimentados con biberon como si se les da pecho. De forma indistinta.
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No intentes alimentarle si ves que rechaza la toma, no pasa nada si se retrasa la toma unas horas hasta que se encuentre mejor. Tiene malestar y necesita calmarse primero.
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Y durante el cólico… ¡intenta que el niño coja el chupete! ¡Lo necesita! Y se calmará antes. Ya vale de esos anti-chupeteros con cien mil artículos hablando de SÏ al pecho y NO al chupete. Puede ser un SI al pecho y también al chupete. Seguirá tomando pecho aunque le des el chupete de forma ocasional y los cólicos durarán menos.
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Si tu bebé está en pleno cólico y vosotros como padres consideráis que es la hora del baño… y ya sabes que con el baño no se calma, porque ningún día lo ha hecho… ¡Pues hoy no hay baño! ¡y no pasa nada! ¿qué va a pasar? ¿el niño está sucio? ¿huele mal? ¿ha estado todo el día trabajando? ¿vive en una comadreja…? Nooooo… Es un bebé, huele a bebé, y no necesita que el baño sea a las ocho de la tarde, todos los días, porque es lo que toca, para que se relaje (que no se relaja), para que duerma mejor (que igual duerme) o porque se suele hacer así. (Respuestas habituales de los padres). Se le baña a la mañana siguiente que estará más tranquilito y punto.
- No hagas caso a esos consejos de… no le cojas y ya se calmará… sino se va a acostumbrar a tu brazo. Un niño que sufre un cólico tiene un llanto desgarrador, si no se calma en vuestro regazo, mucho menos lo hará en la cuna sin que nadie lo consuele. Llora por malestar y dolor, no por capricho.
- Los masajes en la tripa para que tu bebé expulse los gases van muy bien, pero nunca en pleno cólico le haréis daño y será peor.
- Tengo dudas de que haya algo que realmente funcione para calmar los cólicos, pues no estoy del todo de acuerdo con que son debidos a gases, o por lo menos, no sólo a gases. Pero sí soy partidaria de intentarlo, pues verte en esa situación es muy duro, con algún producto homeopático o recetado por su pediatra.
‘Señor, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar;
Valor para cambiar las cosas que puedo;y sabiduría para conocer la diferencia’.
Espero haber ayudado a alguien y si no es así, seguiré intentándolo.
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VOLVER A LA RUTINA, en otras palabras… SEPTIEMBRE.
Hace unos días hablaba con alguien sobre el hecho de volver a la rutina y al trabajo después de un mes de vacaciones. Yo no soy una persona especialmente optimista pero en ese momento lo único malo que se me vino a la cabeza fue decir que lo peor es que desde que levanto a Rubén de la cama le estoy metiendo prisa hasta que llegamos al cole (guardería).
Pobrecito! Él sabe que va al cole, y, debido a la rutina, sabe lo que va en cada momento, ahora nos lavamos, ahora nos vestimos, ahora nos calzamos, etc…pero, como todos los niños, se va entreteniendo con todo, con un juguete, con el baby que está en la bolsa para llevar al cole, saca los coches del cajón o me pide que le ponga a Pepe (en su idioma quiere decir que ponga el Cantajuegos). Y yo corriendo a desayunar, lavarme, o vestirme mientras voy recogiendo trastos del medio, fregando los cacharros, o limpiándole los mocos. Y es que, en ese momento yo estoy estresada y llevo prisa (sobre todo porque la puerta del cole la cierran a las 9:30 y si llegamos tarde no pasamos hasta las 10, lo que significa que yo llego tarde al trabajo), pero él, en su mundo de 2 años, no entiende de prisas, como me dijo una buena amiga hace tiempo «ellos tienen su ritmo» y en su pequeña cabecita no entienden por qué mamá siempre está estresada y diciendo «venga, vamos, corre,…»
El caso es que hacemos el sprint final y llegamos al cole, le pongo el baby, entramos en la clase, saludamos a los demás niños, me despido y salgo, y lo único que me falta es ponerme a dar saltos cual Rocky Balboa en aquella escalinata, porque, un día más hemos conseguido llegar a tiempo. Pero ahora que lo pienso desde fuera, me da pena que el primer rato del día que paso con mi niño sea tan estresante para él y de tan poca calidad. Me da tanta pena que el primer propósito que me hago para este nuevo año (porque después de tantos años como estudiante mis años empiezan con los cursos escolares) sea tomarnos las mañanas con menos estrés aunque me tenga que levantar antes.
Viajar es un ¿placer?
¡Qué distinto se ve todo cuando tienes niños! ¿verdad?
Cuando no tienes hijos, llegan las vacaciones de verano y empiezas: unos días en la playa a un TI, otros días a casa de Fulanito que tiene un chalet en la sierra de …, otros días me cojo un avión y me planto en Ibiza o en Londres de compras, y no pueden faltar las fiestas de mi pueblo que hacen capea y eso me gusta mucho… Por supuesto, antes de volver al trabajo me paso por la peluquería y me arreglo los desarreglos del sol y la playa y vuelvo al curro como nuevo.
Pero cuando tienes hijos… digamos que es un poco diferente, bueno MUY DIFERENTE.
Para empezar por el principio, empezamos preparando el equipaje. Y es que viajar con niños menos de tres días NO COMPENSA. El equipaje que llevas es ‘toda la casa’ y da igual que sea para tres días que para veinte. Entre la cuna de viaje, el carro y la bolsa de los juguetes ya tienes el maletero lleno, a ver dónde metes ahora el resto: las maletas de la ropa, los zapatos, el aseo (con bañera de viaje incluida), las medicinas (¿por qué siempre parece que vamos a un sitio dónde no hay civilización y resulta que vamos a Benidorm?), la comida del bebe ( leche, cereales, biberones, potitos o purés), el DVD portatil y las peliculas, la sombrilla (mi recomendación es comprarla allí y tirarla cuando vuelvas) y todos los aperos de la playa (flotador, cubo y pala, toallas, cremas, esterillas,…).
Por supuesto puedes ir a la playa, pero ya no vas a un hotel sino a un aparthotel, apartamento o casa de algún familiar, porque a ver como te apañas con las comidas de un bebé, biberones, purés,… en una habitación de un hotel sin microondas ni nevera, y cuando llega la hora de dormir ¿qué? ¿a las diez todos a la cama?. En un apartamento te puedes olvidar del TI y en casa de algún familiar (esto es padres o suegros) te puedes olvidar de la intimidad.
Cuando bajas a la playa tampoco encuentras la tranquilidad deseada, pues si el niño es pequeño no puedes pasear, te quita la sombra de la sombrilla y darse un baño consiste en sentarse en la orilla con el culo lleno de arena.
Las fiestas del pueblo tampoco se plantean igual, por un lado los niños en el pueblo tienen más libertad (según edad, claro), no estás tan pendiente de ellos, los abuelos te quitan un poco de carga, etc… pero como la casa del pueblo esté a pocos metros de la plaza y el niño sea de mal dormir, te pasas toda la noche bailando el ‘Paquito el Chocolatero’ sin quererlo.
Dicho todo esto, creo que no es necesario hablar de irse de compras a Londres o destinos más glamurosos.
Cuando vuelves de las vacaciones estás deseando volver al trabajo para poder descansar y dejar de ser ‘mamaaaaaaa’ para volver a ser ‘persona adulta’. Pero cuando llevas un día trabajando añoras los días de playa con tus niños, porque se han olvidado los malos ratos y sólo te acuerdas de las siestas, la paellita, los helados, el olor del aftersun, y un montón de fotos más que nunca revelarás pero que estarán siempre en tu memoria.
¡¡¡FELICES VACACIONES!!!
DERMATITIS 2ª parte
La cita con el dermatólogo me la dieron tres días después, ni que decir tiene que si fuera por la Seguridad Social mi hijo se podría haber desollado vivo de rascarse, esperando unos dos o tres meses de media para que le vean en una especialidad.
Cuando llegamos a la consulta, el primer día de calor de la temporada y sin aire acondicionado, el niño empezó a sudar como un pollo, una cola para el mostrador para que me digan ‘siéntate a esperar’ y media hora después de cocernos allí nos atiende una chica muy maja que nada más verle me dice que es una sudamina, que le tenga fresquito y que le dé esta pomada que tiene corticoides para que se le quiten los granitos, pero ‘le tienes que quitar ropa que está muy calentito’ (¡co…rcholis! y yo, tenéis una sala de 20 metros cuadrados llena de pacientes para tres médicos distintos, cuando en la calle hace más de 20 grados a las once de la mañana!!!!) y si en 10 días no está mejor me lo traes.
Tres días de pomada de corticoides después estaba bastante mejor y, por eso de que los corticoides tienen muchos efectos adversos y que era una zona muy extensa, dejé de dársela para ver qué pasaba. Al día siguiente volvieron los granitos y el picor.
¿Quién no se agarra a un clavo ardiente cuando se trata de solucionar un problema de un hijo?…
Entonces llegó la visita al homeópata, recomendado por unos amigos a los que les había funcionado.
En pleno centro de Madrid, en el cuarto piso de un edificio con solera, al final de un pasillo que recordaba a aquella escena de ‘El Resplandor’, nos abre la puerta un hombre con olor a aceite de masaje y música zen de fondo que nos recibe con dos besos y nos invita a pasar a la sala de espera donde saca todos los juguetes y se pone a jugar en el suelo con Rubén, bueno mejor dicho intenta jugar con Rubén, porque mi hijo, que es muy desconfiado, no le daba mucha cancha.
Cuando pasamos al gabinete, lo primero que hace es mirarnos el iris a todos, tengo bastantes dudas de que a Rubén le llegara a ver algo, pues cuando se le acercaba con la lupa escondía la cabeza. Después de hacernos un diagnóstico de problemas vertebrales a TODOS, incluido Rubén, y de reposicionarnos la columna, y sin quitarle la camiseta a Rubén para ver el problema, se puso a recetarme un montón de medicamentos homeopáticos para la piel, para dormir y para futuros catarros.
Con cierta desconfianza le empezamos a dar lo de la piel y después de una semana, en la que tuvimos que volver a darle los antihistamínicos y los corticoides porque volvió a empeorar, busqué otro dermatólogo.
Este otro dermatólogo le ha diagnosticado Dermatitis Atópica, me ha recetado otra pomada de corticoides más flojita y otras cremas para después y, por lo menos me ha explicado cómo es la enfermedad y me ha dado algo más de información, cosa que no han hecho los anteriores.
Ha mejorado bastante, aunque tengo miedo de lo que pasará cuando termine con el tratamiento de corticoides y demás.
Aún así, sigo con el tratamiento homeopático, ya que no pierdo la esperanza.
Continuará…
DERMATITIS
Supongo que es normal tener la sensación de que tu hijo lo pilla todo, cada virus, bacteria o microorganismo que haya volando por el aire me lo trae a casa. Supongo que es normal que después de cólicos, reflujo, virus respiratorios, y demás , tenga la sensación de que veo más al pediatra que a mi marido. Pero es que ahora es literal, ¡veo al pediatra casi todos los días!, y por qué…
Pues porque desde hace tres semanas a Rubén le empezaron a salir granitos por el cuerpo, al principio eran sólo en el cuello y en la primera visita al médico el diagnóstico fue SUDAMINA (erupción cutánea causada porque las glándulas sudoríparas se obstruyen, el sudor no sale bien y se forman granitos rojos), le recetó una loción que le secaba la piel.
La situación no mejoró sino que, por el contrario, la piel de la zona estaba muy seca pero los granitos empezaron a salir por otras zonas del cuerpo y además parecía que le picaba todo, la cara, la cabeza, la tripa,… con lo que llegó la segunda visita al médico, y entonces el diagnóstico fue ALERGIA PRIMAVERAL, ya sabéis eso de los estornudos, picores, etc… y le recetó un antihistamínico. Lo único bueno de esto es que los antihistamínicos dan sueño con lo que por las noches dormimos mejor que nunca.
Los granitos siguieron saliendo y cambiando de posición, unos días tenía más en la tripa y otros en la zona del pañal, pero los que eran fijos eran los del cuello, por lo que a la siguiente semana volvemos al médico. No sé si reirme o llorar porque aquel día salimos de la consulta con una receta de antibiótico, ya que según él tenía el pecho muy cargado, pero para los granitos me recetó MUCHA CREMA HIDRATANTE.
Por tener otra opinión, fui a que le viera la pediatra de la Seguridad Social y su diagnóstico fue alergia y más antihistamínico.
Bueno, como para el puente nos vamos a la playa, a lo mejor con el cambio de aires mejora, además unos amigos nos recomendaron crema de caléndula para la dermatitis y empezamos a usarla. Pues sí mejoró, mejoró un día, un triste día estuvo sin granitos, aunque seguía rascándose mucho y al día siguiente volvieron a salir en la tripa y posteriormente en el cuello. Así es que volvimos al médico y entonces el diagnóstico fue DERMATITIS ATÓPICA con foliculitis y me mandó al dermatólogo.
Primero, ¿sabéis lo que significa decir dermatitis atópica?, pues entre otras muchas cosas, es como decir ‘es un virus’, es como decir no sé lo que es esto, no sé tratarlo pero lo que sí sé es que es para siempre.
Y segundo, ¿es necesario esperar tres semanas para mandarme al dermatólogo?, si no sabes lo que es ¿por qué no me derivas desde el principio? ¿tanto cuesta admitir que algo se te escapa y prefieres que lo vea otro?.
Estoy muy harta de los médicos, estoy muy harta de que me manden paciencia, suero para los mocos y las conjuntivitis, y crema hidratante, estoy muy harta de que confíen en que el tiempo todo lo cura, porque la que veo cómo no duerme mi hijo por los mocos, el reflujo o los picores soy yo. Qué c… hay que estudiar para saber: si tiene fiebre apiretal, más de tres días antibiótico, si tiene mocos lavados con suero, si no duerme paciencia, si no come no le obligues, si se rasca crema hidratante y si llora es que le tienes muy mimado.
Lo único bueno de todo esto es que Rubén ya no llora en el médico y se toma las medicinas sin rechistar el pobre.
MADRE NO HAY MÁS QUE UNA
Te acuerdas cuando teníamos 15 años y llegaba el día de la madre o del padre y decíamos ‘¿y cuándo va a ser el día del hijo?’ Pues si ahora, que soy madre, me cruzo con algún prepúber y le oigo semejante comentario no podría cuanto menos que cruzarle la cara.
¿Sabes por qué hay un día de la madre? porque es imposible pagar el cambio del cuerpo durante y después del embarazo, el momento del parto, las noches en vela cuando acaban de nacer, el dolor de brazos y espalda cuando no se quieren dormir, la paciencia cuando no quieren comer, la preocupación cuando están enfermos, las tardes de hacer deberes con ellos, los malos modos de la adolescencia, las malas noches cuando empiezan a salir con sus amigos,… Porque aunque sólo haya un día de la madre al año, MADRE SE ES TODOS LOS DÍAS DE NUESTRA VIDA.
Porque ser madre es la responsabilidad más grande que podemos tener, pero, a la vez, es el sentimiento más bonito que podemos sentir, se nos debería reconocer, no una sino, varias veces al año.
PORQUE TODOS SOMOS HIJOS…. FELICIDADES MAMÁ.
¡ATENCIÓN! Ola de frio siberiano
Cuando llega un fin de semana como éste, en plena ola de frío, una de las cosas que te planteas el viernes es ¿qué hacer?
Apetecer, lo que se dice apetecer, apetece quedarse en casita viendo películas, con palomitas, o practicando algún hobbie como leer, cocinar,… pero la pregunta es ¿qué hacer? y no ¿qué me apetece hacer? porque cuando tienes niños NO haces lo que te apetece a ti, sino lo que les apetece a ellos, o, cuando aún no opinan, lo que les pueda tener unos minutos entretenidos.
Así es que, empezando desde el principio, ¿qué podemos hacer un fin de semana que se presenta muy frío como éste?… está claro que ir al zoo, a pasear o al parque queda descartado. Vamos a ver si entre todos podemos dar algunas ideas. Empiezo yo…
Ir al cine o al teatro está muy bien, siempre y cuando el niño tenga más de tres años, no sea extremadamente nervioso y los padres estén dispuestos a pagar la entrada corriendo el riesgo de tener que salirse en cualquier momento.
Una opción muy baratita sería quedar con amigos o familia que tengan niños en una casa, así los adultos nos relacionamos y los niños se entretienen un rato.
Y siempre queda la opción del centro comercial, no estás encerrado en casa y no hace frío, pero, si queréis un consejo, elegid uno que tenga algún entretenimiento gratis para niños, parque de bolas o similar, porque si no se ponen tan pesados como en casa.
Estás son las opciones que se me ocurren a mi, pero seguro que a vosotros se os ocurren muchas más. ¿Qué se os ocurrer?Animaros, y dejadnos un comentario.