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PostHeaderIcon Basado en hechos reales

cabreo comic

Y ahora que ya han pasado varios días, voy a contar los hechos tal y como yo los viví, que puede no ser la realidad pero es MI realidad.

El pasado jueves por la tarde, debido a la ola de calor africana de siempre (que alguien tenía que tener la culpa), llevabamos ya muchas horas encerrados en casa y para que Rubén se desfogase y nos diera un poco el fresco, decidimos visitar un centro comercial y hacerles gasto de aire acondicionado, que a mí me sale muy caro, con la excusa de hacer uso y disfrute de su parque de bolas.

Una vez allí, y quitados los zapatos, Rubén se encamina hacia el pequeño recinto de 1×1 m lleno de bolas y nada más llegar y levantar la mano en plan saludo, ¡mira mamá dónde estoy!, aparece un pequeño monstruo en forma de niña, que le calculo yo unos 18 meses (mes arriba, mes abajo), que sin ningún género de dudas le propina un pellizco en el moflete, en plan ‘chavalín!!!’, que deja a Rubén con lágrimas en los ojos mientras me dice gritando ‘mamá, me ha hecho daño!!!’.

No he tenido tiempo todavía ni de dejar las zapatillas en su sitio y me encamino hacia el lugar de los hechos, haciendo ese típico sonido de ¡¡sshhh!! ¡¡sshh!!, intentando llamar la atención del pequeño ser en forma de niña diabólica, o en su defecto de la persona responsable de ella. Tal y como os podéis suponer (aunque yo en ese momento no fuí consciente) ni la cosa en forma de niña ni nada parecido a su progenitor se dieron por aludidos.

Durante mi camino a rescatar a mi hijo de las manos de aquella fiera que seguía en su afán violento ( esto es, cuestión de segundos, oiga), Rubén se inclinó intentando zafarse del bicho con la mala suerte (que yo lo llamaría destreza) de que el ser le cogió, se inclinó y le propinó tal mordisco en la espalda, que todavía dudo si tendré que ir a ponerle la vacuna de la rabia o la camiseta habrá servido de barrera eficaz.

Ni mi hijo gritando desesperado ni mi espectáculo apartando obstáculos de mi camino hicieron mella en ningún progenitor de los que allí se encontraban. Lo cual a mí me encabronó mucho más que el hecho en cuestión, y me puse a buscar un responsable.

Primero pregunté a una pareja, que habían visto todo, y me confirmaron que a su hija también la había pegado. Mi enfado no hacía más que aumentar por momentos.

Pregunté a otra persona y tampoco, con lo que el Gremlin-progenitor sólo podía estar donde se ponen los padres despreocupados cuando dejan a sus hijos en el parque de bolas. En el banco de al lado, hablando tranquilamente y tocándose las narices (perdón, creía que se me había pasado más el enfado).

Nos acercamos al banco en cuestión preguntando por el responsable de la cosa de rosa. Enseguida se levantó una persona (supongo la madre) acompañada de otra más mayor (supongo la abuela) que completamente ajenas a lo sucedido no pudo más que decirme, al ver el mordisco en la espalda de Rubén, que en cinco minutos que te despistas…

Os había dicho que estaba enfadada?, cabreada?, indignada?,… creo que se me salieron los ojos aunque no me di cuenta, estaba pendiente de no cagarme en ningún ascendente de aquella familia, no soltar ningún improperio (por eso de que si pierdes las formas pierdes la razón), y de que, por supuesto, todos los que estuvieran alrededor se enteraran de lo que había pasado (aunque no creo que supieran ni lo que es la vergüenza).

Creo que le dije que si estaba a gusto allí sentada mientras su hija iba caneando a todo el que se le cruzaba, que si no tenía vergüenza, y que no habían sido cinco minutos pues antes había agredido, por lo menos, a otra niña, sin que ella se enterara. Le dije que me daba igual lo que hiciera su hija, que el problema lo tenía ella si no era capaz de prestar atención a su comportamiento.

En cuanto me di la vuelta para irme, intentando controlar mis pulsaciones (una, dos y tres yo me calmaré…), oí algo relacionado con ‘la guardería’.

¡Aaaaahhhhh! Me giré tan rápido que creo que me desnuqué en el movimiento.

¿Me estaba insinuando que eso pasa todos los días en la guardería?, ¿me estaba tratando como a una madre primeriza que deja a su hijo en casa para que no le toquen en la guardería?, ¿a mí? ¿a la defensora de la escuela infantil? ¿a mí?, que mi hijo lleva en escuela infantil desde los 8 meses!!!

Me fui hacia ella y le dije ‘mira, mi hijo lleva tres años en guardería y nunca me ha pasado eso, ¿sabes por qué? porque hay que estar pendiente de ellos’ ‘ si vas a un sitio público donde se va a relacionar con más niños estate pendiente de lo que hace y si hace algo malo (que lo hacen todos) estate ahí para regañarla, castigarla o sacarla del juego, como hacemos los demás’.

Juro por Dios que no recuerdo la cara de la niña, pero la de la madre sí.

Me arrepiento de haberme ido de allí pues creo que la que tenía que haber abandonado el juego era la bicho-niña y su bicho-familia.

Cierto es que mi hijo debería aprender a defenderse, pero también es cierto que a mí me da vergüenza cuando mi hijo tiene algún comportamiento agresivo y está claro que a los demás no.

Que nadie se confunda, entiendo que los niños son impredecibles, que a veces no saben resolver sus frustraciones sino es pegando, y que no se debe hacer un mundo de ello. De lo que yo me quejo es de la pasividad de algunos padres, y de la permisividad excusándose en que si la guardería o no sé qué.

 

Soy de la familia Madresfera!