Entradas con la etiqueta ‘llorar’
Eduard Estivill Vs Carlos González
Lo siento, pero no lo puedo evitar, y es que hablando de niños este tema tenía que salir en algún momento.
Hace algún tiempo, creo que no había nacido Rubén todavía, alguien me preguntó que si yo era de ‘Bésame mucho’ o de ‘Duermete niño’. Entonces yo no conocía mucho de ninguno de los dos, sólo sabía que unos amigos habían probado con su bebé el método del señor Estivil y les había funcionado, y creo recordar que esa fue mi respuesta.
Un par de años después ¡cómo cambia el cuento!
Por un lado el señor Estivil que primero nos hace creer que dejando llorar a un bebé le enseñas a dormir sólo, por agotamiento. Lo llama el método del llanto controlado, cuando menos controlado se podría llamar de cualquier forma, porque a ver quién controla a un bebé en ese estado de nervios, sin tocarle, sólo con unas palabritas de ‘te quiero mucho pero voy a dejarte aquí llorando otra vez cuando pasen 30 segundos’. Y ahora se desdice diciendo ‘¡ah! no me han entendido, lo que yo decía era para niños de más de tres años’ JA y JA. Si es que al final las cosas caen por su propio peso.
Pero es que en el otro lado está el señor Gonzalez con su lactancia materna a demanda hasta que el niño la rechace, porteo, colecho,… en resumidas cuentas, una vez que sale de tus entrañas te lo puedes coser al pecho durante un par de añitos y tan ricamente. Y por supuesto ‘llevarle a la guardería es antinatural’, pues para este señor el bebé debe pasar los primeros tres años de su vida pegadito a mamá. Y yo me pregunto ¿diría lo mismo si él fuera ella? esto es ¿ qué pensaría si fuera él y no su mujer el que tuviera que dejar de ser persona para llevar a cuestas día y noche a su bebé? (y lo dice una, esto es yo misma, que tiene una tendinitis calcificante en un hombro de llevar a cuestas a mi hijo durante su primer año de vida).
NUNCA DEJARÁ DE SORPRENDERME 2ª parte
Hace una semana que empezó el cole, bueno la guarde, y yo me imaginaba que el primer día sería horrible, que tendría que sacar a Rubén del coche haciendo palanca.
Resulta que llevaba dos meses sin aparecer por el cole, fundamentalmente, porque la abuela se empeñó en quedarse con él durante el mes de Julio, que en la escuela hace mucho calor, que reducen personal y no le van a hacer caso, que no va a tener casi vacaciones, etc… y ante estos argumentos no me pude negar y… ala! en Julio con los abuelos y en Agosto a la playa.
He estado todo el verano diciendole a Rubén lo bien que se lo pasa en el cole, que hay más niños, que su profe le cuenta cuentos y le canta canciones. Vamos! lo que se dice un lavado de cabeza enfocado al primer día de cole, porque, con la experiencia del año pasado (un mes llorando cada vez que le dejaba) esperaba que éste fuera igual.
Pues le dejo el primer día, le explico que me voy a ir y que le vengo a buscar más tarde y su respuesta fue darme un abrazo y decir ‘adios, mamá’. ¡Prácticamente me tuvo que consolar él a mí! y lo raro es que no dijera, como otras veces, ‘no te preocupes mamá’, ‘vaaale maaamá’.
No me lo puedo creer! yo me imaginaba un niño llorando y gritando y suplicándome que no le dejara allí, agarrándose a mi pierna para no dejarme escapar, revolcándose por el suelo y dándole vueltas la cabeza cual ‘Niña del exorcista’, y lo único que me dice es ‘Adiós mamá’ y se queda tan pancho. Pues no sé si dar saltos de alegría o llorar por la pena que me da que mi niño ya sea mayor.
A todo esto, durante toda esta semana cuando entramos en el cole, por todos los pasillos se oyen niños llorando, Rubén se pone tenso y a mí me dan ganas de salir corriendo de allí sin mirar atrás como si me estuviera persiguiendo Jason Voorhees en ‘Viernes 13’. Porque, a ver! a quién le gustaría ir a un lugar de trabajo dónde según entras vas oyendo a los compañeros llorar y berrear porque no quieren estar allí? Hasta el más valiente tendría dudas al abrir esa puerta.
Y es que detrás de esa puerta hay un montón de niños, varios de ellos llorando, con los mocos colgando, que yo me pregunto ¿dónde se guardarán los mocos en el cole? ¿en un cajón?, ¿o los compran a principio de curso por kilos? porque está claro que los tienen allí y los van repartiendo entre todos para que se sigan reproduciendo. Pero este será otro tema.
RETOMAMOS CÓLICOS
- El bebé llora, llora y llora… todos los días, varias horas sin parar a una hora similar, y no se calma con nada. Me gustaría dejar claro que es llanto, llanto, no que parece que esté incómodo o inquieto, no, llanto paroxístico (extremo, exacerbado).
- Durante el cólico, el niño encoge las piernas hacia el abdomen.
- Entre episodios, el niño está perfecto y come bien.
- Puede presentar el abdomen distendido (como tirante).
-
Los niños sufren cólicos tanto si son alimentados con biberon como si se les da pecho. De forma indistinta.
-
No intentes alimentarle si ves que rechaza la toma, no pasa nada si se retrasa la toma unas horas hasta que se encuentre mejor. Tiene malestar y necesita calmarse primero.
-
Y durante el cólico… ¡intenta que el niño coja el chupete! ¡Lo necesita! Y se calmará antes. Ya vale de esos anti-chupeteros con cien mil artículos hablando de SÏ al pecho y NO al chupete. Puede ser un SI al pecho y también al chupete. Seguirá tomando pecho aunque le des el chupete de forma ocasional y los cólicos durarán menos.
-
Si tu bebé está en pleno cólico y vosotros como padres consideráis que es la hora del baño… y ya sabes que con el baño no se calma, porque ningún día lo ha hecho… ¡Pues hoy no hay baño! ¡y no pasa nada! ¿qué va a pasar? ¿el niño está sucio? ¿huele mal? ¿ha estado todo el día trabajando? ¿vive en una comadreja…? Nooooo… Es un bebé, huele a bebé, y no necesita que el baño sea a las ocho de la tarde, todos los días, porque es lo que toca, para que se relaje (que no se relaja), para que duerma mejor (que igual duerme) o porque se suele hacer así. (Respuestas habituales de los padres). Se le baña a la mañana siguiente que estará más tranquilito y punto.
- No hagas caso a esos consejos de… no le cojas y ya se calmará… sino se va a acostumbrar a tu brazo. Un niño que sufre un cólico tiene un llanto desgarrador, si no se calma en vuestro regazo, mucho menos lo hará en la cuna sin que nadie lo consuele. Llora por malestar y dolor, no por capricho.
- Los masajes en la tripa para que tu bebé expulse los gases van muy bien, pero nunca en pleno cólico le haréis daño y será peor.
- Tengo dudas de que haya algo que realmente funcione para calmar los cólicos, pues no estoy del todo de acuerdo con que son debidos a gases, o por lo menos, no sólo a gases. Pero sí soy partidaria de intentarlo, pues verte en esa situación es muy duro, con algún producto homeopático o recetado por su pediatra.
‘Señor, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar;
Valor para cambiar las cosas que puedo;y sabiduría para conocer la diferencia’.
Espero haber ayudado a alguien y si no es así, seguiré intentándolo.
Si te ha gustado este post, o no, hazmelo saber (de forma constructiva por favor, soy muy sensible) con un comentario o por Facebook.
NUNCA DEJARÁ DE SORPRENDERME
Con la vuelta de las vacaciones volvemos a las revisiones médicas de Rubén, las normales de los dos años, pero además, había algunas cositas que han surgido durante el verano que quería comentar al pediatra. Como ya he comentado en otros post, normalmente la respuesta de estos facultativos suele ser «es normal, no le obligues, mucho suero,…» pero aún así yo lo sigo intentando.
Durante todo el período estival el pequeño ha estado padeciendo, lo que en argot médico se llama epistaxis, o sea, sangrados nasales varios y con bastante frecuencia. La primera vez que le pasó no le dimos importancia pero tantas veces se ha repetido que ya nos empezaba a alarmar. De hecho un fin de semana le llevamos a urgencias porque nos asustamos. Son episodios que duran poco pero que se repiten hasta cuatro veces al día.
El caso es que esta vez, que se lo he vuelto a comentar, le ha mandado hacerse análisis para ver la coagulación y los niveles de hierro. En cuanto escuché salir de su boca la palabra ANÁLISIS se me puso la carne de gallina.
No te confundas, a mí no me dan miedo las agujas, no le tengo ningún miedo a los análisis, ni a la sangre, ni me mareo con esas cosas, NOOO… Es que no me podía ni imaginar cómo le iban a hacer análisis a Rubén, ¡¡¡pero si sigue llorando cuando entramos al médico!!! ¿¿¿¿ cómo le van a poner una goma en el brazo, mantenérselo estirado, encontrar la vena y sacar los tubos de sangre correspondientes sin que se mueva????. Y además, en ayunas!!!, pero si nada más levantarse lo primero que pide es el ‘bibe’!!!
¿Cuántas veces tendré que vivir para que deje de sorprenderme?
Llegamos al centro de salud y nos colocamos en la puerta de la sala de análisis para que las enfermeras pudieran ver bien lo que les esperaba a continuación y a ninguna le diera por irse a desayunar en ese momento. Nos dijeron que esperáramos a que se vaciara la sala, fue bastante rápido, y pasamos. Al entrar en la sala Rubén iba diciendo ‘no, no,..’ pero cogido de la mano de mamá, y con Dibo en el otro brazo, entró y se sentó en la silla encima de mí.
Debo decir que las enfermeras estuvieron muy atentas y cariñosas con él, y aunque al principio parecía que se iba a revolver y a salir corriendo de allí, nada más lejos de la realidad, pues le pusieron la goma, primero en un brazo y luego en el otro, le palparon para ver dónde pinchar y sólo cuando notó el pinchazo dio un respingo y se puso a llorar un poco. Y digo un poco, nada más, porque no habían terminado de llenar los tubos cuando ya había dejado de llorar.
Yo, que me imaginaba un niño endemoniado, llorando y pataleando, que me echaban de la sala para no ver el espectáculo y que nunca podría volver por el centro de salud con la cabeza bien alta, me tuve que comer mis prejuicios y admitir que mi ‘bebé’ ha crecido y ha cambiado tanto que me ha vuelto a sorprender.
¿Cólico o reflujo? ¿Cómo diferenciarlo?
Cuando llegas a casa con tu recién nacido, normalmente, te invade esa sensación de ¿y ahora qué?
Tienes en tus brazos un bebe adorable, y completamente nuevo, al que quieres por encima de todo, pero ¿dónde están las instrucciones…?
La única forma que tiene de comunicarse contigo es llorando, y, por lo tanto, llorará cada vez que sienta algo que le incomode, esto es, que tiene hambre, sueño, frío, calor,… esto es lo básico, pero también llorará si le pica algo, si tiene caca, o si está incómodo en esa posición.
Bueno, hasta ahí es lo normal, pero qué pasa si ya has comprobado todo esto y tu bebe sigue llorando, si come y llora o si aun teniéndole en brazos llora, y llora, horas y horas. Entonces es que algo está pasando más allá de lo normal y te recomiendo que acudas al médico.
Entre las cosas que le pueden pasar es que tu bebe sufra de cólicos o de reflujo gastroesofágico, y voy a intentar ayudarte a que lo distingas.
En el caso del cólico del lactante hay una regla de oro que es la regla del tres, así si el bebe llora más de tres horas seguidas, durante más de tres días seguidos desde hace más de tres semanas, se considera cólico del lactante. Bueno, yo no soy médico pero no estoy de acuerdo con esto principalmente por una razón, ¿por qué y cómo vas a esperar tres semanas dejando al niño llorar desconsoladamente, ya que es un llanto de dolor, para diagnosticar un cólico? ¿a quién se le pasaría eso por la cabeza?
En relación con esto, el doctor Barry Lester, director de la clínica del cólico de la Universidad de Brown, dice » me gustaría que los pediatras tomaran más en serio la cuestión de los cólicos, que trataran las causas físicas, lograran organizar a las familias para afrontar los momentos de caos y ofrecieran las herramientas emocionales que necesitan para sobrellevar este problema».
Bueno los principales síntomas del cólico del lactante son:
• Llanto excesivo de varias horas de duración que no se consuela con nada.
• El bebe encoge las piernas hacia el abdomen.
• Cierra y aprieta los puños.
• Abdomen distendido (parece un tambor).
• Estos episodios suelen aparecer por la tarde-noche, el resto del día están asintomáticos.
• La ganancia de peso es normal.
• Cuando lloran se pueden calmar con la posición del puma en el árbol, esto es cogiendole sobre el antebrazo, con su abdomen apoyado en el antebrazo.
En el caso del reflujo gastroesofágico, normalmente, el síntoma más común son los vómitos, pero no siempre el niño con reflujo llega a vomitar. Otros síntomas del reflujo son:
• Cuando el ácido sube por el esófago le produce una desagradable sensación de quemazón que se traduce en llanto inconsolable que puede durar horas y aunque el bebe esté en brazos sigue llorando.
• A diferencia del cólico, cuando el niño tiene reflujo tiene que estar en posición vertical, así es que al tenerle en brazos habrá que ponerle vertical y no boca abajo.
• Fabrica mucha saliva, para neutralizar el ácido que está en el esófago.
• Cuando está durmiendo se despierta irritado sin causa aparente.
• Puede ser que rechace el alimento, o , algo que es típico del reflujo, que cuando termina de comer llora arqueando la espalda hacia atrás.
• Frecuentes dolores abdominales.
• Rumiación: da la sensación de que el niño «traga en seco».
• Mal aliento.
• Alteraciones de conducta.
• Hipo frecuente.
• Tos persistente.
• Neumonías recurrentes por aspiración de vómito.
Además, en el caso del reflujo hay pruebas que lo pueden corroborar, como una ecografía después de haber comido, una radiografía con contraste o medir el ph en el esófago con un sonda durante 24h.
Benditas guarderías (escuela infantil)
A mucha gente le parece que llevar a un niño menor de un año a una guardería es… SACRILEGIO!!! y se echan las manos a la cabeza. Pues a todos esos les dejaba yo día tras día con mi angelito, que no sabe dormir solito, que sabe andar pero no le mola mucho, que come imitando los gestos del Cantajuegos porque si se da cuenta de que está comiendo no abre la boca (y entre gesto y gesto le cuelas una cucharada esquivando su mano, el brazo y encontrando la boca… GOL). En definitiva, AGOTADOR.
Ya me lo decía una amiga mía, que es educadora, «a este niño le va a venir muy bien ir al cole». Le enseñan hábitos y rutinas, que en definitiva es la vida de un bebe.
Bueno, como en todo, los principios son duros, MUY duros. Rubén no es un niño fácil, y le cuesta adaptarse, o lo que es lo mismo: ¡a llorar! Con deciros que se ha adaptado hace dos meses y lleva yendo desde Abril. Si a esto le sumamos que va tres días y está malo una semana…
Rubén empezó la guardería con 8 meses, con todo mi sentimiento de culpabilidad (que aún tengo) pero, también, con la desesperación de «o él o yo». Con un niño que tenía que estar todo el día en brazos, o llorando, que sólo duerme siestas de media hora y mal comedor, llevarle a la guardería era la única forma de descansar.
Los primeros 4 meses (Abril-Julio) prácticamente estaba más tiempo enfermo que sano, fiebre, gastroenteritis, conjuntivitis, mocos,… Le llegué a preguntar al pediatra si es bueno llevarle tan pronto y su contestación fue: «Es lo mejor, su sistema inmune madura y dentro de tres días se está comiendo platos de alubias». Pero en el último mes del curso, de repente, todo cambió: ¡empezó a dormir noches enteras!, se quedaba sin llorar y ganó peso. Y entonces cambié mi ‘Chip’. Ya no llevo a Rubén para descansar yo, le llevo porque es bueno para él, porque le aporta cosas, además de virus. Le enseñan a comer y dormir, hábitos de higiene (se sabe lavar las manos con 16 meses), está aprendiendo a ser más paciente, pinta garabatos fenomenal (tendríais que ver cómo coge el lápiz desde que tenía 12 meses),…
Me gustaría hacer mención especial a la profe de Rubén, porque creo que se lo merece. Es una chica jovencita, delgadita y que habla con mucha dulzura (me pregunto cómo será en casa?); que tiene en clase a 13 niñ@s de entre 1 y 2 años, que cuando no se sube uno a una silla, a otro le pegan, otro se mete en la boca un chupete que no es suyo… ¡qué estrés! . Todo el día limpiando mocos y cacas, pero todo el día cantando, contando cuentos e inventando juegos… eso es PACIENCIA y creo que no lo enseñan en la carrera.
¿Cómo sé si mi bebé tiene reflujo?
Aunque el síntoma más común son los vómitos frecuentes y en gran cantidad, no es el único.
De hecho, en nuestro caso, no había vómitos, ni en pequeña ni en gran cantidad.
También puedes notar que el bebé llora sin causa y se muestra irritable. Este era el principal síntoma de Rubén. También que rechaza el biberón, arqueando la espalda hacía atrás, porque asocia comer con una desagradable sensación de ardor.
Lo que causa el reflujo al bebé es el mal funcionamiento del esfínter (o válvula) que hace que el contenido del estómago suba por el esófago hasta la boca. En la mayoría de los casos se debe a la inmadurez del sistema digestivo, que suele corregirse a partir de los seis meses.
Es entonces cuando el bebé empieza a estar más erguido, ya que estar en posición horizontal dificulta la digestión, y cuando comienza a incorporar en su dieta alimentos sólidos que también ayudan a disminuir el reflujo. Para aliviar el reflujo gástrico conviene mantener al bebé en posición vertical un rato después de alimentarlo así como darle de comer más veces menos cantidad.
También se puede espesar la leche a partir del tercero o cuarto mes. Elevar el cabecero de la cuna y no llevarle en el capazo también mejorarán la calidad de vida del bebé.
Reflujo infantil (II)
Es probable que quieras saber más sobre eso del reflujo gastroesofágico.
Tienes varias opciones. Una buscar en internet. Otra, seguir leyendo.
El esófago es un canal muscular que conduce los alimentos de la boca al estómago. En la parte inferior de ese músculo está el esfínter que funciona como una válvula que se abre para que el alimento pase al estómago, y se cierre para evitar que el alimento vuelva. Cuando el esfínter no funciona bien, sea por su inmadurez o por su debilidad, el alimento acaba por volver al esófago y de ahí a la boca, provocando mucha acidez y vómitos.
Eso es lo que ocurre cuando el bebé sufre de reflujo gastroesofágico, un trastorno digestivo muy común en los bebés. Se considera que el síntoma más común son los vómitos frecuentes y en gran cantidad, aunque en nuestro caso esto no ha sido así.
Aparte de eso, se puede notar que el bebé llora aparentemente sin motivo y con persistencia, se muestra irritable, tiene dificultad para dormir, tose con frecuencia, da arcadas, y se niega a comer. Consecuentemente, lo normal es que el bebé no gane peso o incluso lo pierde, no crece, o puede, en casos más crónicos, tener una inflamación en el esófago, e incluso llegar a tener una úlcera.
¿Reflujos?
Una semana después de estar con Aerored y carminativo, Rubén seguía estando igual.
Llorando todo el día, aproximadamente de 9h a 23h, dormía ratitos de 10 minutos pero en cuanto le dejabas en la cuna volvía a empezar, no se calmaba al cogerle ni nada, pero además empezamos a notar otros síntomas, ahora saliva y traga mucho, constantemente, y parece que le moleste al hacerlo, además, al eructar parece que le vuelve la comida.
Yo sigo con mis búsquedas por internet, pero ahora me intereso por los síntomas del reflujo, que, generalmente, son los vómitos, pero Rubén no vomita, es posible que tenga reflujo sin vomitar? (yo estoy segura de que el estómago le molesta), entonces leí la historia de una mamá que decía que su bebé tenía cólicos pero no se calmaba ni con paseos ni en el coche y que le diagnosticaron reflujo; y yo pensé, pues a Rubén le pasa igual… y volví al médico.
Le conté a la doctora los nuevos síntomas y decidió probar con Ranitidina, un jarabe que te hacen en la farmacia a la concentración que marca el doctor:
1ml cada 12 horas, le dejamos de dar carminativo y volvéis la próxima semana.
La Ranitidina es un medicamento que sirve para disminuir la acidez de los fluidos gástricos que, en las personas con reflujo, vuelven hacia el esófago, lo irritan y les produce dolor. Recuerdo muy bien este día porque fue un día especialmente duro, Rubén estuvo muy mal, lloraba ‘con rabia’ todo el día. No había forma de calmarlo, estaba como loco (al recordarlo me dan ganas de llorar) y yo estaba deseando que en la farmacia me prepararan el medicamento para empezar a dárselo lo antes posible, fue eterno. Pero se lo di, se lo di durante toda la semana y… ¡todo seguía igual!
No me lo podía creer, pero si yo estaba segura de que era eso…
Carminativo Juventus
A los cuatro días de probar la leche sin lactosa y el Aerored volvemos al médico. Le cuento que no hemos avanzado sino empeorado los cólicos y, además, está estreñido…
– Entonces no es eso, ya que cuando es una intolerancia a la lactosa y se cambia la leche, el niño cambia tanto que parece otro.
– Volvemos a la leche anterior (una Digest) y vamos a probar con el Carminativo Juventus, además del Aerored.
– Volvéis en una semana.
Bueno, por si alguien no se ha dado cuenta, probando cosas de semana en semana se va pasando el tiempo, sin avanzar nada, y así llegan los famosos tres meses, supongo que desaparecerán y nadie sabe cómo ni por qué.
Como todo el que está desesperado, yo intento agarrarme a un clavo ardiendo y, siempre que tengo un ratillo (cuando se duerme por la noche o cuando mi madre me echa una mano, bendita sea), me pongo a mirar cosas por internet, me informo sobre los cólicos y leo opiniones y consejos de todos los que pasamos por esto, a unos les funciona una cosa y a otros otra, y a otros nada… entonces leo cómo dar masajes, las mejores formas de sacar el aire después de las tomas, trucos para hacer que se calme cuando está en plena crisis, cambios de leche, consejos para la lactancia materna (aunque en mi caso no son necesarios), la importancia del baño, como saber si tiene reflujo, síntomas de una posible intolerancia,…
El carminativo ya lo conocía, de los foros, pero no lo habíamos probado. El primer día parece que le dió un poco de sueño, de hecho se durmió cuando se tomó el biberón de la noche y pensé ‘me he pasado de dosis y me lo he cargado’ (por eso de que lleva tintura de belladona), pero no, debe ser que coincidió que se durmió antes ese día, porque el resto de veces no le hizo ni cosquillas.
Ya que estoy, me gustaría hacer una queja a los señores que hacen el carminativo juventus, ya que es muy difícil medir media cucharadita de un liquido tan líquido que se desparrama en la cucharita al echarlo.