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PostHeaderIcon VAMOS A LA CAMA QUE HAY QUE ¿DESCANSAR?…

A todos los que tenemos hijos nos preocupa, básicamente, lo mismo, que estén sanos, que coman y que duerman. Al margen de cualquier enfermedad, y como ya comenté en el post ‘Hora de comer’, supongo que para quien tenga un niño que no coma no hay nada peor y para quien tenga uno que no duerma…

Bueno, pues Rubén es de los que no duermen. Cuando tu hijo se pasa desde las 2 de la madrugada hasta las 5 despierto, sin saber por qué, lo que te preocupa no es que no engorde, que se ponga malo, etc… es ¿hasta cuándo podrán aguantar mis nervios? porque os puedo asegurar que las dos o las tres de la mañana no es la mejor hora para demostrar paciencia, digamos que no es mi mejor momento.

Cuando acaba de nacer se despierta a comer cada 3 horas, VALE, sólo que tardaba otras dos en volver a dormirse con lo que me queda una hora entre toma y toma para dormir.

Cuando se van espaciando las tomas… es que tiene reflujo, la posición horizontal no le va bien, llora constantemente, etc… VALE, se pasará.

Cuando salen los dientes, cuando tiene catarro, cuando hace calor,… siempre hay una buena excusa para no dormir, y es que como dice el refrán ‘ a perro flaco todo son pulgas’.

Como siempre que tienes un problema te pones a buscar información, básicamente por la red, y la gente te cuenta sus experiencias, y entonces he llegado a varias conclusiones:

Fundamentalmente, para enseñar a dormir a un bebe hay dos versiones: «Duérmete niño» o «Dormir sin lágrimas». Que son como los dos extremos de una cuerda. Por un lado, el Dr. Estivil, en «Duérmete niño», propugna el método del llanto controlado, esto es, dejar al niño en la cuna diciéndole lo mucho que le quieres y hasta mañana, el niño llora y despues de X minutos vuelves y sin tocarle le vuelves a decir que le quieres y le estás enseñando a dormir, le vuelves a dejar, llorando por supuesto, durante otros X minutos. Los minutos que dejas llorando al niño van aumentando según una tabla y, al final, si tienes suerte, el niño se duerme por agotamiento. Por otro lado, Rosa Jové, en «Dormir sin lágrimas», afirma que los métodos para enseñar a dormir basados en dejar llorar al bebé solo consiguen crear traumas e inseguridad en los niños y defiende el colecho, básicamente porque, según ella, dormir es un proceso evolutivo, esto es, que ya dormirá bien y en su cama cuando llegue el momento.

Sinceramente, no creo en ninguno de los dos métodos, no me parece bien tener que llevar a mi hijo colgado todo el día como si estuviera en Africa, porque me duele la espalda, porque tengo que trabajar y porque quiero tener vida con mi pareja; pero tampoco quiero dejarle llorar, por muy controlado que lo llamemos, porque tengo la sensación de que le estoy abandonando. Entiendo todo, por supuesto, pues llega un momento en que todos tenemos que dormir y la desesperación te lleva a hacer lo que sea con tal de dormir. También, puedo decir que hemos probado los dos métodos y no nos han funcionado.

Entonces, navegando por la red encontré algo interesante, bueno, mejor dicho, encontré muchas cosas interesantes. Entre ellas un montón de «medicamentos homeopáticos» para que el niño duerma, del tipo Kindival, Chamodent (por si es por los dientes) y Melamil. Pero este es un tema aparte del que ya hablaremos en otro momento. A lo que me refería es a un método para «enseñar a dormir» y todo lo demás, esto es EDUCAR, que supone un punto intermedio entre Estivil y Jové.

«Guía práctica para tener bebés tranquilos y felices» de Tracy Hogg. Os lo recomiendo encarecidamente, aunque no tengáis problemas de sueño ni conducta, os lo recomiendo. Es muy ameno, explica muchas cosas y te da algún que otro truquillo para alargar siestas o evitar despertares. Pero no te confundas, el método para enseñar a dormir a los bebés no es fácil, requiere mucha paciencia y, probablemente, os tendréis que turnar para llevarlo a cabo.

Nosotros hemos vuelto a empezar con este método, que ya probamos hace un tiempo y nos funcionó durante una temporada.

De todos modos me gustaría saber ¿cómo pasáis las noches? los que tenéis niños pequeños y si alguno tenéis algún truco o idea que me pueda ayudar…

 

 

 

PostHeaderIcon Benditas guarderías (escuela infantil)

Benditas guarderías (escuela infantil)
Benditas guarderías (escuela infantil)

A mucha gente le parece que llevar a un niño menor de un año a una guardería es… SACRILEGIO!!! y se echan las manos a la cabeza. Pues a todos esos les dejaba yo día tras día con mi angelito, que no sabe dormir solito, que sabe andar pero no le mola mucho, que come imitando los gestos del Cantajuegos porque si se da cuenta de que está comiendo no abre la boca (y entre gesto y gesto le cuelas una cucharada esquivando su mano, el brazo y encontrando la boca… GOL). En definitiva, AGOTADOR.

Ya me lo decía una amiga mía, que es educadora, «a este niño le va a venir muy bien ir al cole». Le enseñan hábitos y rutinas, que en definitiva es la vida de un bebe.
Bueno, como en todo, los principios son duros, MUY duros. Rubén no es un niño fácil, y le cuesta adaptarse, o lo que es lo mismo: ¡a llorar! Con deciros que se ha adaptado hace dos meses y lleva yendo desde Abril. Si a esto le sumamos que va tres días y está malo una semana…

Rubén empezó la guardería con 8 meses, con todo mi sentimiento de culpabilidad (que aún tengo) pero, también, con la desesperación de «o él o yo». Con un niño que tenía que estar todo el día en brazos, o llorando, que sólo duerme siestas de media hora y mal comedor, llevarle a la guardería era la única forma de descansar.

Los primeros 4 meses (Abril-Julio) prácticamente estaba más tiempo enfermo que sano, fiebre, gastroenteritis, conjuntivitis, mocos,… Le llegué a preguntar al pediatra si es bueno llevarle tan pronto y su contestación fue: «Es lo mejor, su sistema inmune madura y dentro de tres días se está comiendo platos de alubias». Pero en el último mes del curso, de repente, todo cambió: ¡empezó a dormir noches enteras!, se quedaba sin llorar y ganó peso. Y entonces cambié mi ‘Chip’. Ya no llevo a Rubén para descansar yo, le llevo porque es bueno para él, porque le aporta cosas, además de virus. Le enseñan a comer y dormir, hábitos de higiene (se sabe lavar las manos con 16 meses), está aprendiendo a ser más paciente, pinta garabatos fenomenal (tendríais que ver cómo coge el lápiz desde que tenía 12 meses),…

Me gustaría hacer mención especial a la profe de Rubén, porque creo que se lo merece. Es una chica jovencita, delgadita y que habla con mucha dulzura (me pregunto cómo será en casa?); que tiene en clase a 13 niñ@s de entre 1 y 2 años, que cuando no se sube uno a una silla, a otro le pegan, otro se mete en la boca un chupete que no es suyo… ¡qué estrés! . Todo el día limpiando mocos y cacas, pero todo el día cantando, contando cuentos e inventando juegos… eso es PACIENCIA y creo que no lo enseñan en la carrera.

Soy de la familia Madresfera!