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Estará malito???
Rubén lleva dos noches durmiendo muy mal, y después de dos meses durmiendo bien (solo se despertaba 2-3 veces), han saltado las alarmas en mi cabeza, piii, piiii, algo anda mal.
Entonces me he puesto a pensar, y he llegado a la conclusión de que hay tres marcadores de salud del niño (de mi cosecha): Leer el resto de esta entrada »
Hora de Comer
Cuando estaba embarazada todo el mundo me decía: «a ver si es bueno, y duerme y come bien…», a lo que yo contestaba: «bueno, todos los niños tienen algo». ¡Y qué razón tenía! Lo que pasa es que, entonces, yo no me podía hacer a la idea de la magnitud del ALGO.
No sé qué es peor, que no duerma o que no coma, quién haya sufrido una cosa te dirá que lo suyo es lo peor, y al revés.
Rubén, normalmente, no come muy mal, es sólo que… ¿cómo lo explico?… si tiene sueño no come, si tiene mocos no come, si no le gusta la comida no come, y, por supuesto, si no está entretenido no come. ¿qué les pasa a los niños? ¿por que necesitan estar entretenidos para comer?¿es que sólo saben tragar si están viendo el Cantajuegos, Pocoyó, o a mamá haciendo el «paripé»? Por qué no pueden comer y ya está.
Luego están los niños que no comen. Por una extraña razón del cosmos son niños que no necesitan comer como el resto de los humanos. Tú piensas “en algún momento tienen que tener hambre…” PUES NO, aunque le ofrezcas la mejor chuchería del mundo, la coge, la manipula, te hace creer que se la va a comer y… NADA, no se la come. Se mantienen de un poco de leche y/o alguna galleta de desayuno (1 o 2), tres o cuatro cucharadas de sopa o similar (esto es, puré) y algún que otro sorbo de leche para cenar. Quien no tenga uno de estos niños cerca, sé que estará pensando que exagero, pero preguntad, preguntad, ya veréis. yo conozco varios y lo he visto con mis ojos porque me pillan muy cerca.
Cuando vas al médico y le dices “mi hijo no come” tienes dos posibilidades:
1. Que vaya ganando algo de peso (aunque no el que debería) y entonces la solución es “no le obligues, que coma lo que quiera”. Y yo me pregunto ¿cómo se obliga a un niño pequeño a comer?, porque supongo que a partir de cierta edad se podrá negociar con ellos, pero con un niño de menos de tres años que cuando consigues meterle la cuchara en la boca la deja abierta para que salga lo que tú con tanto esfuerzo de cantar y hacer el paripé has conseguido meterle, ¿cómo lo haces? Bueno, pues todavía tienes que oír el comentario de algunas personas que, por supuesto, no lidian con estos problemas todos los días, de… “yo le cogía bien así… y le obligaba a comer”
2. Que no gane peso y/o lo pierda en algunas temporadas, entonces puede que el médico te mande a un especialista que hará pruebas al niño para ver si tiene alguna intolerancia, es celiaco, o no tenga nada y lo catalogue de MAL COMEDOR.
Y yo me pregunto, ¿por qué vamos al médico a decirle que nuestro hijo no come?, a no ser que tenga otros síntomas, lo único que nos va a decir es que no le obliguemos, que coma lo que tenga hambre o lo que quiera.
Si me permitís un par de consejos, desde mi falta de experiencia y conocimiento, he llegado a la conclusión de que esto, en ocasiones puede servir:
¿Por qué no nos preguntamos qué es exactamente lo que come? apuntando con exactitud lo que el niño come, al final del día, podremos saber si el problema es que no come o que pica mucho y lo que no come son las comidas principales. Haz la prueba, muchas veces nos quejamos de que el niño no come porque llega la hora del puré o la fruta y no la quiere, pero estamos todo el día ofreciendole comida, «como no ha querido comer a ver si ahora quiere un yogur, o una galleta, o…» y eso es un error enorme.
Y por otro lado, sé que ver día a día que tu hijo no come es desesperante, pero no debemos dejar ver esa desesperación cuando llega la hora de comer y estamos con él. La hora de comer tiene que ser agradable, tiene que ser uno de los mejores momentos del día porque estamos juntos, y no pasarnos toda la comida diciendo «come, mastica, traga,.. un poco más, una cucharada,…» porque eso lo convierte en un suplicio para él, y termina asociando la comida con un castigo. Si yo contara la de veces que he tenido que respirar hondo cuando Rubén decide que, como no quiere comer, coge el plato y lo tira al suelo o escupe lo que tiene en la boca.