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VOLVER A LA RUTINA, en otras palabras… SEPTIEMBRE.
Hace unos días hablaba con alguien sobre el hecho de volver a la rutina y al trabajo después de un mes de vacaciones. Yo no soy una persona especialmente optimista pero en ese momento lo único malo que se me vino a la cabeza fue decir que lo peor es que desde que levanto a Rubén de la cama le estoy metiendo prisa hasta que llegamos al cole (guardería).
Pobrecito! Él sabe que va al cole, y, debido a la rutina, sabe lo que va en cada momento, ahora nos lavamos, ahora nos vestimos, ahora nos calzamos, etc…pero, como todos los niños, se va entreteniendo con todo, con un juguete, con el baby que está en la bolsa para llevar al cole, saca los coches del cajón o me pide que le ponga a Pepe (en su idioma quiere decir que ponga el Cantajuegos). Y yo corriendo a desayunar, lavarme, o vestirme mientras voy recogiendo trastos del medio, fregando los cacharros, o limpiándole los mocos. Y es que, en ese momento yo estoy estresada y llevo prisa (sobre todo porque la puerta del cole la cierran a las 9:30 y si llegamos tarde no pasamos hasta las 10, lo que significa que yo llego tarde al trabajo), pero él, en su mundo de 2 años, no entiende de prisas, como me dijo una buena amiga hace tiempo «ellos tienen su ritmo» y en su pequeña cabecita no entienden por qué mamá siempre está estresada y diciendo «venga, vamos, corre,…»
El caso es que hacemos el sprint final y llegamos al cole, le pongo el baby, entramos en la clase, saludamos a los demás niños, me despido y salgo, y lo único que me falta es ponerme a dar saltos cual Rocky Balboa en aquella escalinata, porque, un día más hemos conseguido llegar a tiempo. Pero ahora que lo pienso desde fuera, me da pena que el primer rato del día que paso con mi niño sea tan estresante para él y de tan poca calidad. Me da tanta pena que el primer propósito que me hago para este nuevo año (porque después de tantos años como estudiante mis años empiezan con los cursos escolares) sea tomarnos las mañanas con menos estrés aunque me tenga que levantar antes.
Viajar es un ¿placer?
¡Qué distinto se ve todo cuando tienes niños! ¿verdad?
Cuando no tienes hijos, llegan las vacaciones de verano y empiezas: unos días en la playa a un TI, otros días a casa de Fulanito que tiene un chalet en la sierra de …, otros días me cojo un avión y me planto en Ibiza o en Londres de compras, y no pueden faltar las fiestas de mi pueblo que hacen capea y eso me gusta mucho… Por supuesto, antes de volver al trabajo me paso por la peluquería y me arreglo los desarreglos del sol y la playa y vuelvo al curro como nuevo.
Pero cuando tienes hijos… digamos que es un poco diferente, bueno MUY DIFERENTE.
Para empezar por el principio, empezamos preparando el equipaje. Y es que viajar con niños menos de tres días NO COMPENSA. El equipaje que llevas es ‘toda la casa’ y da igual que sea para tres días que para veinte. Entre la cuna de viaje, el carro y la bolsa de los juguetes ya tienes el maletero lleno, a ver dónde metes ahora el resto: las maletas de la ropa, los zapatos, el aseo (con bañera de viaje incluida), las medicinas (¿por qué siempre parece que vamos a un sitio dónde no hay civilización y resulta que vamos a Benidorm?), la comida del bebe ( leche, cereales, biberones, potitos o purés), el DVD portatil y las peliculas, la sombrilla (mi recomendación es comprarla allí y tirarla cuando vuelvas) y todos los aperos de la playa (flotador, cubo y pala, toallas, cremas, esterillas,…).
Por supuesto puedes ir a la playa, pero ya no vas a un hotel sino a un aparthotel, apartamento o casa de algún familiar, porque a ver como te apañas con las comidas de un bebé, biberones, purés,… en una habitación de un hotel sin microondas ni nevera, y cuando llega la hora de dormir ¿qué? ¿a las diez todos a la cama?. En un apartamento te puedes olvidar del TI y en casa de algún familiar (esto es padres o suegros) te puedes olvidar de la intimidad.
Cuando bajas a la playa tampoco encuentras la tranquilidad deseada, pues si el niño es pequeño no puedes pasear, te quita la sombra de la sombrilla y darse un baño consiste en sentarse en la orilla con el culo lleno de arena.
Las fiestas del pueblo tampoco se plantean igual, por un lado los niños en el pueblo tienen más libertad (según edad, claro), no estás tan pendiente de ellos, los abuelos te quitan un poco de carga, etc… pero como la casa del pueblo esté a pocos metros de la plaza y el niño sea de mal dormir, te pasas toda la noche bailando el ‘Paquito el Chocolatero’ sin quererlo.
Dicho todo esto, creo que no es necesario hablar de irse de compras a Londres o destinos más glamurosos.
Cuando vuelves de las vacaciones estás deseando volver al trabajo para poder descansar y dejar de ser ‘mamaaaaaaa’ para volver a ser ‘persona adulta’. Pero cuando llevas un día trabajando añoras los días de playa con tus niños, porque se han olvidado los malos ratos y sólo te acuerdas de las siestas, la paellita, los helados, el olor del aftersun, y un montón de fotos más que nunca revelarás pero que estarán siempre en tu memoria.
¡¡¡FELICES VACACIONES!!!
VAMOS A LA CAMA QUE HAY QUE ¿DESCANSAR?…
A todos los que tenemos hijos nos preocupa, básicamente, lo mismo, que estén sanos, que coman y que duerman. Al margen de cualquier enfermedad, y como ya comenté en el post ‘Hora de comer’, supongo que para quien tenga un niño que no coma no hay nada peor y para quien tenga uno que no duerma…
Bueno, pues Rubén es de los que no duermen. Cuando tu hijo se pasa desde las 2 de la madrugada hasta las 5 despierto, sin saber por qué, lo que te preocupa no es que no engorde, que se ponga malo, etc… es ¿hasta cuándo podrán aguantar mis nervios? porque os puedo asegurar que las dos o las tres de la mañana no es la mejor hora para demostrar paciencia, digamos que no es mi mejor momento.
Cuando acaba de nacer se despierta a comer cada 3 horas, VALE, sólo que tardaba otras dos en volver a dormirse con lo que me queda una hora entre toma y toma para dormir.
Cuando se van espaciando las tomas… es que tiene reflujo, la posición horizontal no le va bien, llora constantemente, etc… VALE, se pasará.
Cuando salen los dientes, cuando tiene catarro, cuando hace calor,… siempre hay una buena excusa para no dormir, y es que como dice el refrán ‘ a perro flaco todo son pulgas’.
Como siempre que tienes un problema te pones a buscar información, básicamente por la red, y la gente te cuenta sus experiencias, y entonces he llegado a varias conclusiones:
Fundamentalmente, para enseñar a dormir a un bebe hay dos versiones: «Duérmete niño» o «Dormir sin lágrimas». Que son como los dos extremos de una cuerda. Por un lado, el Dr. Estivil, en «Duérmete niño», propugna el método del llanto controlado, esto es, dejar al niño en la cuna diciéndole lo mucho que le quieres y hasta mañana, el niño llora y despues de X minutos vuelves y sin tocarle le vuelves a decir que le quieres y le estás enseñando a dormir, le vuelves a dejar, llorando por supuesto, durante otros X minutos. Los minutos que dejas llorando al niño van aumentando según una tabla y, al final, si tienes suerte, el niño se duerme por agotamiento. Por otro lado, Rosa Jové, en «Dormir sin lágrimas», afirma que los métodos para enseñar a dormir basados en dejar llorar al bebé solo consiguen crear traumas e inseguridad en los niños y defiende el colecho, básicamente porque, según ella, dormir es un proceso evolutivo, esto es, que ya dormirá bien y en su cama cuando llegue el momento.
Sinceramente, no creo en ninguno de los dos métodos, no me parece bien tener que llevar a mi hijo colgado todo el día como si estuviera en Africa, porque me duele la espalda, porque tengo que trabajar y porque quiero tener vida con mi pareja; pero tampoco quiero dejarle llorar, por muy controlado que lo llamemos, porque tengo la sensación de que le estoy abandonando. Entiendo todo, por supuesto, pues llega un momento en que todos tenemos que dormir y la desesperación te lleva a hacer lo que sea con tal de dormir. También, puedo decir que hemos probado los dos métodos y no nos han funcionado.
Entonces, navegando por la red encontré algo interesante, bueno, mejor dicho, encontré muchas cosas interesantes. Entre ellas un montón de «medicamentos homeopáticos» para que el niño duerma, del tipo Kindival, Chamodent (por si es por los dientes) y Melamil. Pero este es un tema aparte del que ya hablaremos en otro momento. A lo que me refería es a un método para «enseñar a dormir» y todo lo demás, esto es EDUCAR, que supone un punto intermedio entre Estivil y Jové.
«Guía práctica para tener bebés tranquilos y felices» de Tracy Hogg. Os lo recomiendo encarecidamente, aunque no tengáis problemas de sueño ni conducta, os lo recomiendo. Es muy ameno, explica muchas cosas y te da algún que otro truquillo para alargar siestas o evitar despertares. Pero no te confundas, el método para enseñar a dormir a los bebés no es fácil, requiere mucha paciencia y, probablemente, os tendréis que turnar para llevarlo a cabo.
Nosotros hemos vuelto a empezar con este método, que ya probamos hace un tiempo y nos funcionó durante una temporada.
De todos modos me gustaría saber ¿cómo pasáis las noches? los que tenéis niños pequeños y si alguno tenéis algún truco o idea que me pueda ayudar…
MADRE NO HAY MÁS QUE UNA
Te acuerdas cuando teníamos 15 años y llegaba el día de la madre o del padre y decíamos ‘¿y cuándo va a ser el día del hijo?’ Pues si ahora, que soy madre, me cruzo con algún prepúber y le oigo semejante comentario no podría cuanto menos que cruzarle la cara.
¿Sabes por qué hay un día de la madre? porque es imposible pagar el cambio del cuerpo durante y después del embarazo, el momento del parto, las noches en vela cuando acaban de nacer, el dolor de brazos y espalda cuando no se quieren dormir, la paciencia cuando no quieren comer, la preocupación cuando están enfermos, las tardes de hacer deberes con ellos, los malos modos de la adolescencia, las malas noches cuando empiezan a salir con sus amigos,… Porque aunque sólo haya un día de la madre al año, MADRE SE ES TODOS LOS DÍAS DE NUESTRA VIDA.
Porque ser madre es la responsabilidad más grande que podemos tener, pero, a la vez, es el sentimiento más bonito que podemos sentir, se nos debería reconocer, no una sino, varias veces al año.
PORQUE TODOS SOMOS HIJOS…. FELICIDADES MAMÁ.