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Baja por enfermedad

Baja por enfermedad

Después de un mes y medio comiendo fenomenal y tres días durmiendo del tirón, me había pensado que eso de las flemas y la tos, los mocos y el ‘no comer’ era cosa del pasado…

¡Cómo puedo ser tan tonta! ¡Qué facil es hacerse ilusiones!… Llega el sábado y volvemos a empezar. Otra vez fiebre, otra vez mocos, flemas, tos,… no comer, no dormir, no descansar… Es como si nos hubiéramos reseteado y empezáramos desde el principio.

Por supuesto, el martes, y no antes porque ya sabéis que si lleva menos de tres días de fiebre mi doctora no me hace caso, le llevé al médico. Fundamentalmente para que le mirara los oídos y el pecho, ya que nunca se sabe. Y después de mirarle el resultado fue…. CATARRO, con las consabidas instrucciones de hidratación, aspiración de mocos y la no obligación a comer.

Pero lo que más me llamó la atención es que me preguntó: ¿lo del reflujo qué tal lo lleva? ¿notas algún síntoma? ¿vomita?… Ojiplática me quedé, ahora me pregunta que ¿qué tal el reflujo? Ahora que el niño se come los cocidos doblados (es una forma de hablar), cuando ya tiene casi 18 meses, la misma persona que cuando Rubén cumplió los seis meses decidió retirarle la ranitidina sin hacer un periodo de adaptación o prueba, y que me tuve que buscar la vida para poder seguir dándosela.

Bueno lo del catarro es lo de menos, o mejor dicho es lo de siempre. Lo peor es hasta que arrancamos otra vez a comer y dormir, bueno mejor dicho a comer porque lo que es dormir Rubén no ha arrancado nunca a dormir. Y hasta que se le pasa la tonteria de haber estado malito, que no es lo malos que se ponen es lo blanditos que se quedan, se acostumbran a que estés siempre pendiente de ellos, le coges más y tienes más miramientos y se creen que pueden volver a llorar por todo y conseguirlo.

 

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