Reflujo infantil.
No queríamos volver a equivocarnos, por lo que decidimos buscar un especialista infantil en el tema.
Por suerte buscando por internet encontramos uno, con bastante buena fama, relativamente cerca de casa, y al que podíamos ir.
Entramos y le relatamos los síntomas. Llora mucho y aparentemente sin causa; se muestra muy irritable; al poco de empezar a comer, rechaza la comida, y arquea la espalda.; no duerme apenas durante el día; si logramos dormirle en brazos, a los pocos segundos de acostarle se despierta llorando.
Cuando terminamos, el doctor nos dijo que esos eran síntomas claros de reflujo. Empezó a explorarle y al finalizar nos confirmó que efectivamente, tenía reflujo. Nos dijo que aumentáramos un poco la dosis y que, en lugar de dárselo únicamente en el desayuno y la cena, que se lo diéramos también en la comida. Desde entonces es el médico que le sigue y le cambia la dosis cuando es necesario.