Ranitidina y farmacias.
Hoy, como cada uno de los últimos viernes, tras salir del pediatra, me he marchado con mi receta de ranitidina a la farmacia.
Primero he ido a la farmacia donde solemos ir. Me han dicho que me la tenían para mañana por la tarde, y como prefería tenerla antes, y en la zona en la que vivo hay varias farmacias, he decidido probar en otra.
En la segunda directamente me han dicho que ellos no hacen formulas. Me he quedado bastante sorprendida, pues yo pensaba que era algo que tenían que hacer obligatoriamente. Ya veo que no es así.
En la tercera, dónde no volveré a ir a no ser que sea la única farmacia abierta en un radio de varios kilómetros, ha ocurrido lo siguiente. Entro y tres dependientes atienden a un solo cliente. Cuando por fin una se decide a atenderme, al ver la receta pone mala cara y me dice también que hasta mañana por la tarde no me la podría tener. Al ver que su compañera echa un vistazo a la receta le dice: “si quieres prepararla tú…”, a lo que le responde: “ufff, no, estamos con la facturación de final de mes.”
Claro está, le he explicado a la señorita que me parecía de bastante mal gusto que pusiera por delante de la salud de un bebé de 3 meses su facturación, pues es una medicina que necesita. Más aún teniendo en cuenta que: a) no estaba ella sola trabajando en la farmacia y b) ni siquiera era el último día de mes.
Al final me he tenido que ir a la farmacia de siempre y dejar la receta para tenerla mañana por la tarde. No tengo claro cual es el proceso de preparación de la ranitidina, pero está claro que se debe de tardar mucho en prepararla.