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PostHeaderIcon Adiós capazo. Adiós.

Adios capazo. Adios.

Adios capazo. Adios.

En vista de que los síntomas parecían idénticos, decidimos probar algunas de sus recomendaciones.

  • Ese mismo día el capazo partió rumbo al trastero. En su lugar comenzamos a utilizar únicamente el portabebé.
  • Por otro lado, elevamos unos grados el cabecero de la cuna y del cambiador.
  • Por supuesto, cambiamos a una leche A.R. (anti reflujo).

En esos 2 meses, Rubén había ido cogiendo peso, que es lo único que parecía importar. Estaba en torno al percentil 25.

Con la leche A.R. y el resto de pequeños cambios, y con algo más de conocimiento, las cosas fueron poco a poco cambiando.

Conseguíamos que se tomase los biberones enteros, sin llorar, y sin arquear la espalda. Conseguíamos salir a pasear con él en el portabebé (aunque no demasiado tiempo), y no teniéndolo que llevar en brazos como hasta ahora.

Eso si, no había manera de que durmiera durante el día, y la mayor parte del tiempo había que tenerlo en brazos.

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