Vuelta al pediatra
Bueno, pues ya que queda claro que a quien hay que dar la murga es a la de la seguridad social, allá que voy yo con mi cara de tonta y todo mi tiempo libre.
A la semana siguiente vuelvo y le cuento lo de la diarrea y todo lo demás.
– Puede ser una intolerancia, pero como ha ganado peso en esta semana…
– Vamos a probar con una leche sin lactosa y salimos de dudas.
– Volvéis en cuatro días…
A todo esto, cada vez que alguien preguntaba ¿que tal el niño? y le decíamos que lloraba todo el día, teníamos que oír eso de ‘ bueno, lo que quiere son brazos, le estáis malacostumbrando, dejarle llorar que ya se callará’ o como decía mi abuela ‘ el ombligo lo tiene cerrado y la boca abierta’… ¡qué bien se educa a los hijos de los demás eh!
En esta vida todos deberíamos probar de todo un poquito… para cerrarnos la bocaza.